PUERTO PLATA.- A lo largo de nuestra historia siempre se ha destacado al cacique indígena Enriquillo como una figura muy legendaria que fue el símbolo de la resistencia taína en el período colonial de 1519 a 1533.
Este hombre de hazañas heroicas y legado mitológico nació en las faldas de la sierra del Bahoruco, hijo de uno de los caciques que junto a otras 60 personas fueron quemados vivos dentro de un bohío en Jaragua mientras disfrutaban de un juego de cañas.
La historiadora Lidia Martínez de Macarrulla, asegura que la figura de Enriquillo comienza cuando presenció y sufrió la cruel masacre del cacicazgo de Jaragua en julio del 1503, hecho atroz y criminal ordenado por el entonces gobernador de la isla, Fray Nicolas de Ovando.
Martínez de Macarrulla destaca que ese horrendo episodio aconteció en Guaba, hoy Léogâne, en Haití, fue realizado por Ovando y su ejército ya que fue enviado para hacer el trabajo de organización social y política de la primera colonia en el Nuevo Mundo.
Tras la matanza de Jaragua, el jovencito cuyo nombre indígena era Guarocuyá, fue criado por curas franciscanos quienes le enseñaron a leer y escribir el castellano, siendo educado como español y fue bautizado en la religión católica con el nombre de Enrique Bejo, conocido popularmente como Enriquillo.
Recordó que Enriquillo demostró que a nivel de aprendizaje o estudio podía estar a la misma altura de un español que hubiere tenido las mismas instrucciones académicas, siendo un ejemplo para demostrar que tenía la capacidad y audacia hasta el punto de fue reconocido por el Rey Carlos V, quien entendió que éste tenía el potencial suficiente para llamarle “Don”.
Indicó que Enriquillo es el único aborigen en ascender a la nobleza española al dársele el título de “Don” que lo colocó en la categoría de príncipe ya que hubo la intención de llevarlo a España al entender que era una persona muy inteligente, pero él no accedió y se quedó en su tierra a luchar por y con su gente.
“Quiérase o no, Enriquillo se convertiría en un ente superior que lograría aglutinar a muchos indígenas a su alrededor y sembraría la llama de la libertad en su pueblo verdadero que era formado por indígenas. Por eso, se le ha considerado el último cacique de la isla española”, sostiene doña Lidia Martínez de Macarrulla.
Asegura que todos esos dotes dieron lugar al surgimiento del líder, el héroe de su etnia, ya que alguien tenía que llevar la antorcha de la libertad y fue ese indio españolizado quien decidió alzarse y ayudar a levantar la dignidad de su pueblo frente a la historia, por lo que Enriquillo es reconocido como el primer guerrillero de América.
Explica que “la gota que derramó la copa fue el abuso de Andrés de Valenzuela contra Mencía, quien, luego de Enriquillo y Mencía estar casados, tornó más violenta su actitud contra el cacique llegando a golpearlo frente a los demás indígenas de su encomienda para que vieran que ese jefecito no era más que un simple esclavo”.
Descarta que fuera un motivo pasional el que llevó a Enriquillo a alzarse como decían los españoles, debido a que fue una decisión pensada y desarrollada desde hacía buen tiempo, por lo que tomó a los indígenas que lo apoyaban y a su esposa trillando el camino hacia la reivindicación de sus derechos y las montañas de la sierra del Bahoruco sería su campo de acción.
Aclaró que algunos historiadores han querido reseñar que el primer guerrillero de América fue un cacique mexicano, lo que cual no es cierto y a quien sí se lo llevaron a España, debido a que ese indígena mexicano surgió con su lucha en 1421 y Enriquillo en 1419, siendo a este último a quien hay que reconocer con los méritos que tiene.