La primera cita electoral

Ultima Actualización: miércoles, 17 de mayo de 2023. Por: Maria Cristina Gonzales

No obstante, por más que se enarbolen discursos la degradación política es una realidad. Es innegable que estaremos observando la promoción de las candidaturas con metodología y propaganda muy parecidas

La vida sucede tan rápido, pasó el tiempo y se tiene cerca la primera cita electoral que será el 18 de febrero del 2024 con las elecciones municipales. Por eso en los próximos días volveremos al ruido, a pesar del calor, el alto costo de la canasta familiar y un rosario de problemas no resueltos, pero ya estamos en campaña.

No obstante, por más que se enarbolen discursos la degradación política es una realidad. Es innegable que estaremos observando la promoción de las candidaturas con metodología y propaganda muy parecidas, porque hasta ahora no hay mucha diferencia entre los candidatos, algunos serán neoliberales, conservadores y uno que otro de izquierda que posiblemente enfoquen sus discursos a ciudadanos algo desinformados, sin mucha emoción ni sensatez, prefieren adeptos que vean a los candidatos como mesías, uno que llegue al cargo electivo, capaz de resolverle su problema y si se acompaña de un trabajo mejor.

En cada proceso electoral, cada cuatrienio deberíamos aprender a diferenciar la verdad de la mentira, una condición innegociable de los electores importante es mantener el pensamiento crítico y la interpelación a las decisiones que toman. Los ciudadanos como parte más importante de la dinámica electoral estamos llamados a observar el origen y capacidad  de los candidatos y asegurar  que promuevan valores. La escogencia debería ser por méritos, trayectoria, capacidad, liderazgo y probidad. Con estas acciones los electores en vez de victima de la información se conviertan en individuos capaces de distinguir las falsas informaciones y cuestionar la capacidad de quienes dirigirán el futuro.

Los ciudadanos desconocen u omiten que en las elecciones ellos son los protagonistas, aunque es un protagonismo efímero, si los ciudadanos votantes aquilataran el poder de  marcar un rostro  en la boleta electoral, no habría burlas de los políticos y mucho menos impunidad.