Mucho cuestionamiento en su momento generó la remodelación y entrega de las casetas del Malecón en el año 2008, para esa fecha habían ciertos prejuicios entorno a las actividades comerciales que se realizaban en los establecimientos que allí operasen.

El aporte que esas construcciones hacen al embellecimiento del Malecón todavía está por verse, tampoco creo que se supervise las reglas de uso, porque hay casetas cerradas, salvo algunas excepciones que han realizado la inversión y la transformación para hacer de las casetas lugares atractivos y que son visitados por turistas y lugareños.

Siempre he cuestionada el concepto que tienen las autoridades Municipales en lo referente a los establecimientos de diversión que operen en el malecón. He visto varias Casetas cerradas, se supone que el sentido de las casetas es que los arrendatarios pongan a producir y que formen parte de la oferta turística del Municipio cabecera.

Tal vez sería oportuno que las autoridades de Turismo y el gobierno municipal diseñen políticas de seguimiento y creen programas de estímulos para que el malecón cambie su aspecto y sea más que ruido, vehículos y alcohol. Ser parte de las autoridades de un polo turístico requiere tal vez más celeridad, menos burocracia y mayor visión de futuro para realizar las pequeñas cosas que día a día fomente la actividad económica principal de nuestra amada provincia.