Relaciones Presentes y Futuras con Haití

Ultima Actualización: martes, 19 de septiembre de 2023. Por: Roque de León B

Como ciudadano dominicano comprometido con nuestra sociedad no puedo pasar por alto este tema que tanta controversia genera en nuestro país; las delicadas relaciones entre dos pueblos que comparten una misma isla que geográficamente sólo los divide un río, que como bien dijo el escritor Freddy Prestol Castillo, "se pasa a pie".

República Dominicana y Haití lamentable o afortunadamente están tan próximos que los ciudadanos se confunden en sus fronteras y pueden mirarse así como saludarse cada uno ocupando un espacio en sus territorios pero, tan distantes por: razones históricas, intereses, intenciones, crecimiento económico, producción, solidaridad, cultura, interés colectivo, organización, sistema de gobierno, servicios; en fin, son tantas diferencias que parecemos países de distintos hemisferios.

En una cosa debemos estar más que claros y es que, en ambos lados de la isla hemos pasado por el mismo calvario, "las dictaduras de familias y/o de partidos" donde pequeños grupos de individuos se han apoderado y quedado con los bienes y las diferentes riquezas que nos corresponden a todos.

Mucho lamento que este desagradable pero necesario momento se haya presentado en una época electoral, donde aquellos que en nuestro país básicamente desde el poder se pintaban como patriotas, hoy buscan desvirtuar la realidad que vivimos para sacar provecho político; se están vendiendo como más pro-haitianos que los propios desalmados integrantes de las bandas criminales que desde hace un buen tiempo, mantienen en zozobra a los habitantes de la parte Este de la isla y que, hasta presidentes asesinan.

Si bien es cierto que esta crisis crea unas relaciones tensas en el momento porque no existen autoridades en el hermano país con quién negociar y hay que enfrentarla con el carácter que las circunstancias demandan no menos cierto es, que tenemos la oportunidad de crear las condiciones de ordenar nuestras fronteras además de limpiarlas de la corrupción histórica que a todos los niveles se ha creado, mantenido y desarrollado en el entorno de las mismas.

Otras oportunidades a aprovechar deben ser: establecer oficialmente un sistema de negocio donde el beneficiado sea el pueblo y no grupos de individuos en ocasiones con historial oscuro, controlar el contrabando donde hay cárteles criminales que se han beneficiado de por vida, regularizar las políticas de relaciones exteriores entre ambos países y, de esa manera garantizar la armonía, el respeto al igual que la sostenibilidad de estas en el tiempo.

Eso sólo será posible cuando los Organismos Internacionales dejen de buscar excusas para rehuír  de sus responsabilidades con la crisis de Haití y asuman el rol que les corresponde, de contribuir con el retorno al orden en ese pueblo que ya demasiado ha debido sufrir.

Recordar a los irresponsables de nuestra República Dominicana que hoy buscan alcanzar o retornar al poder cual si fueran un "Nicolás Maquiavelo" cualquiera, que estas situaciones no son ni deben ser en contra de los ciudadanos haitianos que vienen a buscar la manera de sobrevivir sino, de los que arengan a sus compatriotas a irrespetar nuestra Soberanía Nacional y que provocaciones traen respuestas; lo que de manera correcta ha hecho nuestro Gobierno.

Como ciudadanos dominicanos comprometidos debemos estar conscientes de que en una frontera donde hay un país más pobre que el otro, siempre el primero acosará al otro y que el de mayor crecimiento deberá brindar su mano amiga, pero eso no debe llevarnos a olvidar que hay Leyes, normas, acuerdos firmados por décadas entre ambas partes, protocolos internacionales y reglamentaciones del  manejo así como el uso de las áreas y entornos fronterizos.

El Gobierno debe continuar con el cumplimiento de los roles para los cuales el pueblo lo designó y proteger nuestros Recursos Naturales, las Fronteras y sobretodo la Soberanía Nacional son de los más importantes; eso nos garantizará las bases para  unas relaciones futuras más armoniosas y respetuosasas entre los dos pueblos, aún en contra de las pretensiones de nuestros "Maquiavelos" y dejar que sea la historia que se encargue de juzgarlos.