La presión social es la influencia ejercida por un grupo social que hace que la persona que la recibe cambie sus actitudes, pensamientos o incluso valores. Puede ser tanto positiva como negativa, y puede influir tanto en la conducta como en la personalidad de quien la experimenta.
La coerción social es un fenómeno por el que la influencia de otros limita el accionar individual. A veces, las personas pueden verse “obligadas” a hacer o decir cosas que, en realidad no quieren con el objetivo de encajar o evitar el rechazo. Este fenómeno puede darse a cualquier edad, pero es especialmente frecuente durante la adolescencia.
Un claro ejemplo de presión social son los años de estudios en las escuelas o en cualquier otro lugar de reunión, cuando los miembros o compañeros de estudios piensan, actúan o responden a una clase social diferente, o la compañía no es la mejor por determinado comportamiento en el afán de encajar pueden actuar contrario a los valores recibido en sus hogares para evitar la marginación o el rechazo de sus iguales y eso a veces les empuja a seguir las normas, que la mayoría impone.
Además de eso la sociedad en general a través de instrucciones políticas o religiosas las élites de poder pueden ejercer presión intencionada sobre sus seguidores para cambiar su comportamiento o actitud. El impacto de la presión social no es necesariamente buena ni mala, pero puede fomentar conductas negativas.
La presión social se evidencia claramente cuando la emisión de criterio personal grupos o personas hacen lo indecible o presionan para que cambies a un comportamiento sugerido. Generando en el individuo inseguridad personal, sentimiento de inferioridad, baja valoración de si mimo, y falta de personalidad que les dificulta mantener la autenticidad y bienestar.
Podría ser beneficioso si las personas identifican que sienten que están bajo presión social y que tanto impacta su vida y considerar buscar apoyo o hablar con un profesional en el aérea de la salud mental o conductual.
En resumen, la presión social está presente a lo largo de nuestras vidas y condiciona nuestros actos si no se es capaz de saber cuándo se requiere un consejo para comportamiento sugerido, o cuando quieren que obligar a ceder a imposiciones o criterios ajenos, es otra cosa.