PLAYA DORADA EN PENUMBRAS

Ultima Actualización: martes, 01 de diciembre de 2009. Por: Luis Henriquez Canela

Playa Dorada, por el contrario se quedó atrás. Su entrada principal más que el acceso a un centro turístico que quiere ser tomado en cuenta de nuevo, parece la boca de un lobo

Las luces de la avenida Manolo Tavares Justo, las aceras adoquinadas del Malecón y sus bombillas importadas de Europa indudablemente le imprimen un aire señorial a Puerto Plata. Las luces de esos faroles entre rojas y amarillentas le estampan ese toque distinguido que junto a sus calles asfaltadas, señalizadas, pintadas sus aceras, certifican que la  inversión valió la pena. Nos es la misma Puerto Plata de hace diez años. Es diferente, más limpia, llamativa, sugestiva e interesante.

 

Playa Dorada, por el contrario se quedó atrás. Su entrada principal más que el acceso a un centro turístico que quiere ser tomado en cuenta de nuevo, parece la boca de un lobo. El que visita Puerto Plata queda encantado con la gran inversión que se ha destinado a embellecerla.  Playa Dorada, su avenida principal da pena, sus aceras dan pena, sus luces dan pena, si comparamos el esplendor que exhibe la Plaza Independencia con la oscuridad reinante en las áreas comunes de ese centro turístico, la diferencia es notable.

 

 A decir de los entendidos en la materia, lo primero que hay que hacer es invertir, remozar y vigorizar los servicios. Que un cliente no tenga que ser cambiado a media noche porque el aire acondicionado no sirve, o que la comida sea mala, o el lavamanos este roto, o la toalla roída. Que no haya que cambiarle la cama porque la que esta carece de las condiciones apropiadas. Antes de relanzar debemos arreglar, invertir, transformar, evolucionar hacia niveles de servicios más acabados.

 

La inversión que ha hecho turismo en promoción debió hacerse para asfaltar y alumbrar esas oscuras calles, hay que priorizar; primero se prepara y luego se promueve.

 

¡Ay si no hubiera prensa que denuncie!