Corrupción, soborno, inseguridad jurídica. ¡Qué calificativos más pulcros y agraciados para un país pobre que necesita la inversión extranjera! Es un cáncer dificilísimo de erradicar en este país. Imposible de extirpar, parece.
Ese latrocinio anónimo, esa estafa oculta tras el velo de un decreto, va carcomiendo los cimientos sobre los que se construye el progreso. Somos una isla pero no estamos aislados. Somos parte de un todo que nos empuja a tener que ser mejores cada día, más honestos, dignos y decentes para poder progresar.
Una solución sería, invertir el fardo de la prueba para que sean los funcionarios, ex funcionarios y relacionados que demuestren de dónde salió el dinero para la compra de las fincas, las casas, los apartamentos y todas las propiedades habidas.
¿Sería posible?