En la vista pública celebrada la semana pasada en la cual se presentó públicamente el plan para desarrollo del ambicioso proyecto Punta Bergantín en Puerto Plata, hubo dimes y diretes.

Se demostró una vez más que la sinceridad es el principal enemigo de la política.

Ser sincero en un cargo público podría significar que te saquen del puesto.

El incumbente del agua de Puerto Plata, cuya eficiencia administrativa al frente de su órgano está fuera de toda discusión, hizo lo que tenía que hacer; decir la verdad.

Si de algo podemos estar orgullosos los provincianos es de que no andamos con rodeos. Al pan pan y al vino vino, como decía Don Álvaro.

Y si hay dos conceptos que se repelen el uno al otro, como el positivo y negativo de un imán, son, la sinceridad y la política.

Dijo la verdad. Las condiciones actuales en las que se encuentra Coraaplata no soporta una carga más y mucho menos un proyecto de tal envergadura.