AL ÚLTIMO LUGAR DEL MUNDO DONDE IRÍA

Ultima Actualización: martes, 19 de junio de 2012. Por: Luis Henriquez Canela

La remesa es una verdadera fuente de financiamiento por cuanto no comportan ninguna salida ulterior de capital. La remesa es un ingreso relativamente estable para el país. ¿Entonces, por qué acabar con ella?

Si no hubiese nacido en este país y fuera un extranjero jubilado, el último lugar donde vendría a vivir seria aquí. Es lamentable decirlo. Siento una profunda pena al expresarlo, pero es así. Ni por asomo me expondría a sufrir los desmanes de un sistema tan odioso y corrupto en el trato al extranjero. 

Si usted quiere saber lo que es podredumbre y descomposición en el trato al extranjero, vaya a Sosúa donde los agentes de Amet, los policías, las prostitutas, los vendedores; todos, parecen pirañas en busca de su presa. 

El otro día me detuve frente al supermercado El Playero y ahí permanecí por cinco o seis minutos hablando vía telefónica con uno de mis clientes. Por dos ocasiones vi una acción en contra de conductores extranjeros que, por lo inverisímil, por lo burda, por lo sucia, no creí que pudiera ser posible. O quise no creerla. Pero era cierta, estaba ahí, la acababa de ver.  En Sosua no hay un extranjero conduciendo un vehículo que no haya sido detenido. Va en su vehículo, con su cinturón, respeta la luz, no excede la velocidad, pero tiene el pecado de ser extranjero; por eso hay que detenerlo. Un extranjero manejando en Sosúa es una especie de cheque al portador, es la cena, la cerveza, el diario; el dinero fácil, rápido, sin riesgos. El uniforme convierte a algunos “servidores públicos” en corsarios. ¡Cuánto daño hacen!    

Creo, sin temor a equivocarme, que el tramo comprendido entre el primer semáforo que hay llegando a Sosúa y el cuartel de la policía, es relativamente el lugar del país donde más detienen a las personas cuando conducen. Si son extranjeros el asunto se vuelve crítico. El otro día me dijo un amigo de nacionalidad alemana, que él se va para Chile donde a los pensionados los tratan como si fueran reyes. Buen clima, seguridad, estabilidad política y un trato preferencial por parte de las autoridades y toda la ciudadanía. Porque los chilenos sí que valoran las remesas. Ellos sí que las necesitan. Nosotros no. Total, mientras nos estén prestando, no hay necesidad de aguantar a esos intrusos extranjeros de mierda que joden tanto. Mientras la deuda nuestra como porcentaje del PIB, no esté a los niveles actuales de Grecia o España, no debemos preocuparnos. Esos Euros, esos Dólares que reciben los residentes mensualmente no son importantes. Entran de a poco y dan mucho trabajo. 

Nosotros al parecer creemos que es de manera obligatoria que los extranjeros tienen que visitarnos y permanecer. No les prestamos el mínimo de cuidado. Mire usted por ejemplo a Costambar, mire la entrada, mire el barrio que los políticos, desde Balaguer a la fecha, han dejado poner ahí. ¿Usted cree que eso se justifica? Una comunidad de extranjeros jubilados que reciben su pensión mensualmente y la gastan en los servicios que reciben, contratan trabajadores dominicanos, van al supermercado, pagan la electricidad a tiempo, consumen. 

La remesa es una verdadera fuente de financiamiento por cuanto no comportan ninguna salida ulterior de capital. La remesa es un ingreso relativamente estable para el país. ¿Entonces, por qué acabar con ella?  

¿Cómo vamos a tener entrada de capitales por ese concepto si cada vez que el extranjero se ve envuelto en un pequeño accidente de tránsito, sea culpable o no, cuando no lo engaña el abogado, lo engaña el policía y siempre tiene que pagar los platos rotos, suyos y ajenos,  al doble de precio? 

Estamos hablando de crisis del turismo, crisis en Puerto Plata, Playa Dorada, cierre de hoteles, pérdida de empleos. Ahora se han puesto de moda tres palabras las cuales han entrado a formar parte de nuestro vocabulario diario: crisis, relanzamiento y unión.  Señores, la crisis va a permanecer si nos mantenemos con la estrechez de pensamiento que nos ha caracterizado. La situación que estoy planteando aquí relativa a los jubilados, hay que darle prioridad.  Es el primer paso. 

Ahora que vamos a tener cuatro años sin política (¡al fin!) vamos a ponernos a trabajar, a pensar, a priorizar. Tratemos esa gente bien, concienticemos a la ciudadanía, a las autoridades, al vendedor, a todos, porque todos somos beneficiarios.   

Piense; qué era Costambar y qué es ahora. ¿Quién tiene la culpa? Piense.