El seguro y las acrobacias aéreas

Ultima Actualización: martes, 09 de abril de 2013. Por: Luis Henriquez Canela

En cuanto se piensa en un espectáculo, cualquiera que sea, en el cual los organizadores invierten recursos, lo primero es asegurar la realización de la actividad misma.

Todos hemos lamentado la tragedia acontecida este fin de semana pasado, en la que dos pilotos perdieron la vida cuando uno de los aviones que participaba en un  show aéreo se precipitó hacia las aguas del mar Caribe. 
 
Hay algunas preguntas importantes que surgen de este evento, como por ejemplo: ¿Qué tipo de seguros existen para este tipo de actividad? ¿Qué cobertura hay en caso de que un avión que participa en este tipo de show se precipite y cause pérdidas materiales y humanas? ¿Se aseguran los pilotos? ¿Están asegurados los aviones de la fuerza aérea?
He aquí las respuestas: 
 
En cuanto se piensa en un espectáculo, cualquiera que sea, en el cual los organizadores invierten recursos, lo primero es asegurar la realización de la actividad misma. Esto se hace mediante una fianza otorgada por una compañía afianzadora mediante la cual, en caso de fuerza mayor que impida la realización del evento, puedan recuperarse los recursos invertidos. Es decir, si por mal tiempo o por la ocurrencia de cualquier evento descrito en la fianza, que escape al control de los organizadores, se cancela la actividad, entonces la inversión hecha se recupera. 
 
La cobertura principal que se debe adquirir para el tipo de evento al que estamos haciendo alusión, es la de responsabilidad civil. Esta va a cubrir los daños a terceros en caso de que una de las aeronaves se precipite y ocasione algún tipo de perjuicios sean éstos materiales o en término de pérdidas humanas.  No sucedió en este caso debido a que la aeronave se precipitó hacia el mar sin causar daños ni a los espectadores ni a las propiedades. 
 
Podrían, además, adquirir una póliza de seguros de accidentes personales que cubra las eventualidades del show, es decir, para los pilotos. También podría suscribirse una póliza de seguro de vida para cada participante. Desconocemos si los organizadores convinieron estas pólizas, si no lo hicieron, los familiares de los pilotos fallecidos tendrán que conformarse con los magros aportes hechos a la AFP por parte de los dos jóvenes pilotos. Decimos magros porque seguramente con lo que ganan esos profesionales de la aviación siendo militares, los aportes a sus planes de pensiones han de ser irrisorios. 
 
En cuanto a la nave, es decir, al casco del avión, la parte física, podría también suscribírsele una póliza de daños propios. Tenemos entendido que cuando se compraron los aviones Tucano, se le suscribió una póliza de daños propios, pero luego se canceló, según informaciones no confirmadas. De lo que sí estamos seguros es que estos equipos, así como casi todos los que pertenecen al Estado Dominicano; puentes, edificios, escuelas, oficinas públicas, maquinarias, equipos electrónicos, mobiliarios, etc., carecen de cobertura de seguros. El Estado, en la generalidad de los casos, no protege sus bienes, no es previsor. Hay algunas instituciones descentralizadas que sí lo hacen. 
 
Eso explica, en parte, como decía hace unos días, la poca penetración del seguro en nuestro país. Decimos esto por la endeble relación que existe entre las cifras que arroja anualmente el mercado asegurador dominicano y su correspondencia con el PIB total. 
 
Eventos como éste van a continuar sucediendo ya que el hombre, en su irremediable persecución de nuevas emociones, persigue el peligro con endiablada insistencia. Las autoridades deben velar para que los organizadores suscriban los tipos de pólizas descritas con la finalidad de aminorar los daños.  
 
Paz a las almas de estos dos valiosos pilotos dominicanos.