Entre Vargas Llosa y el Cardenal

Ultima Actualización: martes, 31 de diciembre de 2013. Por: Luis Henriquez Canela

En el juego del beisbol nos decían: “al que no da, le dan”.

Entre Jorge Mario Pedro Vargas Llosa y Nicolás de Jesús López Rodríguez, me quedo con Vargas Llosa. En el supuesto de que se nos diera la oportunidad de elegir uno de ellos, indefectiblemente elegiría al primero.  
 
¿Qué mundo sería este si no fuese así?  Uno lleno de cinismo descarnado, de bufones, de payasos. ¿Cómo definir mi compueblano si no así? ¿Cómo hacerlo si él mismo se delata? 
 
Ahí no hay humildad; para nada. Cuando baja del púlpito se transforma, cuando ve un micrófono, una cámara, un entrevistador, aleja la palabra del razonamiento y al hacerlo,  estas brotan burdas, rústicas, groseras. Sus declaraciones son noticia como noticia es su investidura y todo lo que trae consigo. Ya no tantos lo quieren, precisamente por permisivo con sus acólitos en un tema que no es el tema, además, por vividor. 
 
Recién evacuada la Sentencia del Tribunal Constitucional me preguntaba una y mil veces sobre su móvil.  Por qué los que quieren gobernar el país hasta el 2044 apoyan de manera irrestricta esa decisión y por qué, los otros, los derrotados, los divididos, no la apoyan? 
 
El caso es que, según me dijo un amigo: “hay por ahí unos 300 mil ó 400 mil votos que no aparecen en la contabilidad, solo aparecen cuando hay elecciones. Esos votos son negros y deciden. 
 
Lo he confirmado con lo que ha escrito Roger Noriega, ex Embajador de Estados Unidos ante la OEA durante el gobierno de George Bush. Su artículo publicado por el diario The Miami Herald recientemente expresa: “(…) Esta acción es probablemente una maniobra política por parte del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para descalificar a los votantes de origen haitiano que tienden a votar masivamente por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).  El PRD ha tenido haitianos en sus filas desde su fundación, como el fallecido José Francisco Peña Gómez, orgulloso hijo de inmigrantes haitianos, quien fue un pilar del PRD”. 
 
Confirmo, además, que detrás de cada paso dado, de cada jugada, de cada sentencia hay un móvil, no se trata de hacer por hacer, es una montura hecha a la perfección para permanecer. Es como si fuera México y su PRI. No es criticable. En el juego del beisbol nos decían:   “al que no da, le dan”.