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El bombardeo publicitario a través de la radio y la
televisión a veces no da el resultado apetecido y entonces se recurre, a
cambiar las tácticas y estrategias o aumentar la potencia de los cañones o
armas empleadas, para tener un mayor alcance con los disparos.
No todos los que son candidatos de cualquier partido, poseen
la destreza o preparación para ser a la vez vocero, jefe de campaña, director
de marketing o asesor de imagen.
Los más viejos nos cuentan, que en una ocasión no faltó un
poste del tendido eléctrico en el malecón sin una banderola de un determinado
partido político.
Las gorras del color que distingue a ese mismo partido sustituían
los cascos en los motoconchos de entonces.
Solo bastaba que el motorista se “encaquetara” una de esas
gorras para estar libre de culpabilidad, sin importar la gravedad cometida
contra la Ley de
Tránsito.
Es más, hasta para la invasión de terrenos una vez ocupados
y repartidos en solares solo había que colocar en un palo a la vista de todos,
una gorra, banderola o cualquier trapo del color que aludimos, para alejar a
las autoridades.
¿ Alcanzó la victoria electoral en este municipio ese
partido en las elecciones próximo pasadas ?
¡Ni las banderas, gorras, cuñas, spots, afiches ni
cruzacalles acuden a las urnas a votar!
Creemos –esperamos no estar equivocados – que cada día más,
como el título de una vieja canción que interpreta Julio Iglesias, crece el
nivel de conciencia del electorado.
Consciente de sus derechos y de lo que anhela con el
ejercicio de su derecho a votar por más ensordecedor que sea el ruido del
bombardeo.