No siempre se ofrecen respuestas acertadas y creíbles –me
dijo don Pascualo- cuando le inquirí sobre los resultados de los paquetes de
encuestas dadas a conocer hasta la fecha, y que el común de la gente las recibe
con tanto escepticismo.
Así como los huracanes y ciclones llegan precedidos de
muchos boletines, señales, nublazones-, mar encabritado cual avanzada
presidencial, lo mismo ocurre antes de conocer al personaje central de este
escrito.
Mi visita o encuentro con don Pascual que no le gusta que le
llamen brujo, quiromántico, curandero, chamán o astrólogo, ni nada que se
relacione con ocultismo, más allá, oscurantismo, comunismo ni socialismo,
estuvo precedida por la fama o buena pro de quienes les conocen personalmente o
a través de las redes que son millones en todo el globo terráqueo y universal.
Su saber es inmenso! Casi inhumano! Don Pascualo puede
calcular sin lápiz o máquina a mano, el tiempo que tarda en llegar a Marte,
Urano Neptuno o Plutón cualquier nave intergaláctica partiendo desde la Luna.
Es capaz –dicen- de lanzarse de un avión supersónico y caer
vivo y parado en el centro de un círculo previamente dibujado en una pista
cualquiera, y sin uso de paracaídas.
Puede –sostienen algunos- deslizarse desde lo alto de un
árbol de javilla totalmente desnudo sin que las espinas dañen su piel.
Le han visto – a don Pascualo – cruzar a nado la bahía y
salir vestido de traje y corbata sin señal alguna de estar mojado.
Sus más íntimos manifiestan, que se desayuna con leche de
“maya haitiana” y –eso sí- un poco de estiércol de chiva blanca con una pinta
negra en la frente.
Don Pascualo –por nada del mundo le diga nigromante – es
capaz sin apuntes, sin lápiz, sin GPS, sin mapa alguno al frente, mencionar por
sus nombres exactos, todos los países de Europa de antes, durante y después de
la Segunda Guerra Mundial y hasta más allá de la guerra de Yugoeslavia sin
fallar uno.
Sostienen los que le conocen, que también es capaz de
conocer con exactitud la cantidad de hojas que caen de todos los árboles de la
tierra durante los días de Otoño.
Más todavía. Las distingue, clasifica y las llama por su
nombre ya después de secas y quebradizas…sean de Fresno, Almendra, Álamo,
Piñón, Fresno, Arce Rojo, Abedul, Caoba, Cedro, Ciprés, por igual de Nogal,
Sauce, Palo de Brasil…y acierta en todas sin titubeos!
Sus más cercanos y científicos de muchas instituciones
famosas cuentan, que le han visto hacer llover sobre los desiertos de Kalahari,
Gobi y el mismo Sahara, con relámpagos, truenos y rayos cuantas veces lo ha
querido.
Llegamos a su morada. Una casa modesta y sencilla en la que
todavía se cuela café a la antigua.
Me luce muy fuerte para la edad que dicen tiene; 111 años.
Hablamos de todo. Filosofía, Ciencias, Religión, adelantos
científicos, extraterrestres, sobre el futuro de la Humanidad y su despertar de
conciencia.
Tratamos del hambre, las enfermedades y la muerte misma. De
los gobernantes y sus responsabilidades. Del bien y el mal y sus respectivos
papeles en el crecimiento del ser humano.
Me habló de las estepas rusas, los inmigrantes europeos, del
lento desarrollo de África, el acercamiento de los países latinoamericanos, el
magnetismo de los Polos, el cambio en los glaciares y el crecimiento de los
mares con el peligro que esto representa…
Nos sirvieron chocolate caliente y entre sorbo y sorbo hizo
un recuento de la sucesión de Budas en el mundo y el misterio para muchos, de
los mundos paralelos.
Fueron 111 preguntas que me permitió formularle. Una por
cada año. La número 15 –escribo un día 15 – fue sobre su parecer respecto a las
encuestas que hasta el momento se han dado a conocer en mi país.
Don Pascualo me miró fijamente. Se tomó un trago de la
exquisita bebida. Lo saboreó tranquilamente. Cambió de posición en la silla. Se
rascó la barba como si la acariciara o peinara. Entonces me contestó con otra
pregunta…¿Usted en Derecho conoce de Recurso de Amparo?