Ser Periodista de Ramiro Francisco

Ultima Actualización: lunes, 09 de mayo de 2016. Por: Luis Henriquez Canela

La edad madura es aquella en la que todavía se es joven, pero con mucho más esfuerzo.

Ahora que están de moda los retoques y las cirugías, hayrostros que lucen tersos con sus expresiones faciales paralizadas. Cuerposmoldeados al filo del bisturí. Tremendos cuerpos. Tanto hombres como mujeresdesfilan impacientes por los quirófanos y los dermatólogos buscando engañar alos años. Los avances de la ciencia y la tecnología son para usarlos, dice unamigo.

A propósito de cirugía, el viernes pasado fui invitado aparticipar en la presentación del libro Ser Periodista cuyo autor RamiroFrancisco, se ha sometido a múltiples cirugías que lo han hecho un hombrenuevo. ¡Si vieran como luce! Parece un niño.

Mientras esperábamos que habilitaran el salón donde sepondría en circulación el libro, se le veía correteando de un lado a otro.Autografiaba los libros con un entusiasmo digno de un escolar. No se estabaquieto. Parecía un padre esperando el alumbramiento de su primogénito. Dabavueltas, sonreía, una foto por aquí, otra foto por allá y volvía a la mesa a firmarlos recién comprados por los asistentes. Recordé en ese momento la fraselapidaria de Jean-Louis Barrault,  actory director francés (1910-1994): La edad madura es aquella en la que todavía sees joven, pero con mucho más esfuerzo. 

De su rostro emanaba una expresión de incrédulasatisfacción. Tantos amigos presentes en ese escenario prístino del CURA-UASD,esperando con ansias la colocación del sello liberador a un grandiosa obra queretrata, a veces a modo de crítica y otras veces sin critica pero con amargura,la realidad de una provincia detenida en el tiempo.

Ramiro Francisco es un puertoplateño atípico. Una especie enextinción cuya principal característica es que se renueva constantemente. A susaños, mientras la mayoría se refugia en la apacible quietud del hogar, Ramirose pela las pestanas investigando nuevas formas de escribir, estudia, lee,investiga. Con frecuencia contrata expositores y los trae para que esparzan susconocimientos a la sociedad puertoplateña. Da más de lo que recibe. Viene demenos a más. Ha crecido como pocos conciudadanos. Hace pocos años, comoflamante estudiante de la carrera de comunicación social, se le veía como unadolescente, cuaderno en manos buscando soluciones a los problemas que leplanteaban sus profesores de la universidad.

Día tras día, se le ve a muy tempranas horas de la mañana enla televisión junto a sus compañeros. Se le escucha en la radio, escribe,interactúa en las redes sociales. Aborda con magistral cordura todo tipo detema, sin herir, sin granjearse enemistades. Informa y asume posiciones.

Como espartano, mantiene un romanticismo pasado de moda(para algunos) en su Club del Bolero y en Sábado Viejo. Un romanticismo ranciorelegado a un segundo plano por la juventud que idolatra la basura personificadaen la para, el mayol, el alfa, entre otras hierbas aromáticas. Ramiro es elpretor vigilante de que los románticos se envuelvan, cada sábado, en lasensualidad, en el recuerdo bueno y exquisito.  

Sus escritos han venido a ser coloridos, fáciles,embadurnados con tonalidades que seducen. Distan mucho de aquellos párrafosclaro-oscuros de hace años, teñidos de una exangüe pesadez. Y es que su prosaha crecido. Se ha convertido en el constructor cuidadoso de una expresión muypropia; llana por demás y entendible. En el pasado quedaron los párrafosdistendidos, los recovecos y sinuosidades en laexpresión. Desapareció la maraña y apareció el orden. Es indudable, se lee conla suavidad de las olas de un rio.  

Bien lo escribió Arthur Schopenhauer, filósofo alemán: Losprimeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, elcomentario.

Su cirugía no es estética, es cerebral. Por eso elresultado, por eso ha parido ese libro, por eso su entusiasmo, por eso laadmiración que le tenemos. Se ha realizado una cirugía cerebral, unareingeniería del pensamiento que lo ha hecho más cuidadoso, más crítico, másintenso; más espontáneo y moderado.  

Ser periodista es una obra nacida de las entrañas de unhombre nuevo y renovado. Ha aprovechado la tecnología, pero no la del bisturí yel Botox, sino la de los libros, la dedicación y el entusiasmo.  

Gracias distinguido amigo por invitarme a presenciar unevento de tal magnitud y significación para usted, los suyos, la comunidad PuertoPlata y el país.

Muchas Gracias.