El berrinche de Serena Williams

Ultima Actualización: lunes, 17 de septiembre de 2018. Por: Luis Henriquez Canela

Es seguro que ese exabrupto va a quedar grabado en la memoria y el corazón de todos los que de una forma u otra estamos ligados al tenis y a los deportes en general.

Parecería extemporáneo mi comentario sobre el tema. Ya casi todos han expresado su opinión en torno al berrinche de Serena Williams en la final femenina del Abierto de Tenis de Estados Unidos.

 

Es seguro que ese exabrupto va a quedar grabado en la memoria y el corazón de todos los que de una forma u otra estamos ligados al tenis y a los deportes en general.

 

Fueron dos advertencias para Serena; una por estar recibiendo instrucciones del coach, actividad no permitida por los reglamentos. La segunda llamada de atención se produjo cuando estrelló la raqueta contra el piso y la hizo trizas. Esas dos advertencias le quitan un punto del game.

 

Aflora la frustración de la jugadora quien tenía mucho qué perder en el juego. Porque a decir verdad, no era un Grand Slam común y corriente, era el que la llevaría más allá del Olimpo debido a que con él empataría en torneos grandes ganados (24) con la célebre Margaret Court.

 

También había en juego 3.8 millones de dólares que se llevaría la ganadora del primer lugar. En este nivel y con la historia en juego, el dinero pasa a un segundo plano, por lo menos para la Williams, millonaria desde hace años y con contratos harto elevados. Los jugadores llegan a un nivel en el que no piensan en el dinero. La fama que trae consigo el ranking les es suficiente, al menos es lo que dicen los expertos en el tema.

 

Pues se enfrascó Serena en una discusión acalorada con el árbitro cuya única acción fue hacer cumplir el reglamento y eso trajo como consecuencia el que le quitaran un game. En los más de 25 años que tengo jugando y mirando juegos, es la primera vez que soy testigo de un espectáculo tan deprimente y menos en el tenis, un deporte de rígidas reglas, de silencio y compostura; el templo donde se guardan las formas.  Hechura de los ingleses.

 

Y no solamente se trata de los 24 mil espectadores que habían en el estadio, se trata de millones de personas que estaban en ese momento mirando ese cuadro de mal gusto protagonizado por un ícono del tenis mundial.

 

Independientemente de las condiciones físicas de Serena, por haber dado a luz hace un año, de las múltiples operaciones a las que fue sometida post parto, independiente a todo esto, la cordura debió primar en su comportamiento. Lo que sucedió mostró que aún ella siendo lo que es en el deporte, interiormente es una niña a la que le falta madurar en ciertos aspectos.

 

Las derrotas son dolorosas para los deportistas, pero la son más cuando la costumbre es ganar siempre. Ella, desde que era una niña, comenzó a ganar todo cuanto se le ponía enfrente, torneos infantiles, juveniles, campeonatos nacionales, internacionales, copas de todo tipo y tamaño. No está formada para perder.

 

La multa de 17 mil dólares es como una gota de agua de lluvia en el mar. No significa nada para ella.

 

Lo que sí significa y va a quedar para la historia, es el haberle dicho ladrón en pleno juego a uno de los mejores jueces del circuito y haberse comportado como una malcriada delante de su gente y el mundo.

 

Las debilidades humanas afloran cuando nos sentimos acorralados. El berrinche de Serena, sin dudas, empañó la fiesta del tenis en el Arthur Ashe Stadium