El Silencio de los que Volvieron

Ultima Actualización: jueves, 09 de diciembre de 2021. Por: Ramiro Francisco

Se pierde en las nubes del tiempo, desde cuándo el ser humano se ha interesado en saber lo que ocurre después de la muerte.

Volvemos con las “divagaciones engaña tontos” que buscan multiplicar de alguna manera, el interés aún sea por la simple lectura y después si así lo deseamos, profundizar un poco bebiendo de diferentes fuentes, sobre un tema que muchos tememos y algunos no sienten – sostienen hipócritamente- el menor interés por el mismo.

¿Dónde vamos al morir? ¿Al ataúd y al cementerio? El cuerpo llano sí. Flaco o gordo. Atlético o débil, niño, jóven o viejo, arrugado y canoso o no, sí.

Si usted considera, que todo termina ahí…bien. Respetamos su creencia.

Si, por el contrario, usted cree que el alma, el espíritu, lo que sea, conforme a su creencia, se desprende del cuerpo y va al cielo, al infierno o al purgatorio…también respetamos su fe.

Se pierde en las nubes del tiempo, desde cuándo el ser humano se ha interesado en saber lo que ocurre después de la muerte.

No solo eso ha preocupado al hombre. Se ha interesado en saber si se puede visitar esos lugares del “más allá “o si desde allá, se puede visitar el aquí y el ahora.

De ahí, pensamos nosotros, las innumerables creencias, dogmas, doctrinas que tienen sobre el particular las grandes religiones que existen en el mundo.

Con todo y los adelantos tecnológicos que realmente han beneficiado a la Humanidad, nada se sabe a ciencia cierta de “aquel otro mundo”.

Eso sí, muchas leyendas, “testimonios” sueños y “apariciones” “contactos” y escritos de esas cosas, suelen aparecer en diarios y revistas como para que no olvidemos…

Quienes pudieron haber hablado, no lo hicieron. Nadie mejor que ellos, para decirnos dónde estuvieron, qué vieron allí, con quién conversaron, lo que oyeron, cómo es aquello, si hay ríos, mares, árboles, montañas, animales, aves, si lograron ver el Sol, las estrellas y la Luna.

Nada nos dicen los resucitados. Fueron más de diez personas los que volvieron a la vida y que con atención leemos en las Sagradas Escrituras. ¡Un silencio enorme!

Sus parientes no se interesaron en preguntarles. Ni sus amigos, vecinos, cónyuges…ni las mismas autoridades.

Tal vez entendieron aquello de que “en boca callada no entran moscas” o que “calladitos se veían más bonitos”.

¡Qué va! La misma Divinidad, el Hacedor de todas las cosas, el Arquitecto del Universo, ha permitido a través de las edades, que todo permanezca lejos del conocimiento de los mortales, para el propio beneficio de la Humanidad, hasta que se logren algunos grados de conciencia y entendimiento. Entonces, “los entendidos, entenderán”.