Piperos en el Centro Histórico de Puerto Plata

Ultima Actualización: domingo, 15 de enero de 2023. Por: Luis Henriquez Canela

-¿Asegura usted que es esa la persona que le robó los cables eléctricos del negocio? -No sé, no estoy seguro, las cámaras las puse recientemente y ahora es que se puede observar lo que sucede en los alrededores.

Reymundo el pipero 


-¿Asegura usted que es esa la persona que le robó los cables eléctricos del negocio?

-No sé, no estoy seguro, las cámaras las puse recientemente y ahora es que se puede observar lo que sucede en los alrededores.

-¿Cuántas veces le han robado los cables eléctricos?

-En más de cinco ocasiones.

¿Cuántas veces se ha querellado usted?

-Tres veces y han apresado algunos ladrones, pero desde que permanecen de un día en el destacamento los sueltan.

-Qué más, a parte de los cables, le han robado?

-En una ocasión se llevaron la batería de un vehículo que dejé en la noche porque no quiso encender y tuve que irme a la casa en taxi. También me han robado los espejos retrovisores, ambos, ah, y tablas de madera de las paredes del negocio.


La conversación se daba entre un fiscal y el dueño de un pequeño negocio localizado en una vivienda victoriana del centro histórico. Harto de los robos, decidió someter a la justicia a uno de los denominados “piperos”.


Pero todo fue en vano, no encontraron suficiente evidencia para procesar al enfermo. La ley, dice el comerciante, tiene demasiadas garantías a favor de los delincuentes.


Al día siguiente de ese interrogatorio, Raymundo -así se llama el pipero- pasó mofándose por el frente del pequeño negocio; el comerciante sin poder hacer nada.


Esa es la realidad de cada noche. Se juega al gato y al ratón en el Centro Histórico de Puerto Plata.


La policía está harta de detenerlos, el Ministerio Público está harto de liberarlos por falta de pruebas. El comerciante está hasta el cuello de que le roben.


Cabe preguntar aquí, quién compra esos metales, quién tiene tanto poder para mantener a todos los ciudadanos decentes en esa zozobra de vida. Qué tipo de negocio es ese que fomenta el robo de hasta símbolos históricos que la ciudad ha mantenido por cientos de años.


Se robaron la espada de la estatua erigida en honor a Gregorio Luperón, se llevan las tarjas, campanas, féretros; todo lo que sea o contenga algún metal.


¿Y es que el que la compañía o persona que funde esos metales no se da cuenta del daño que le hace al patrimonio del país cuando destruye estos símbolos patrios?


Un negocio que fomente el robo no puede operar ni aquí ni en ninguna parte.


Si por mi fuera, dije una vez, apresara a todo aquel que ande comprando hierro viejo en la calle.

Esa desgracia hay que atacarla por todos lados.