Desde tiempo inmemorables la norma es que si los hijos deciden estudiar los padres se comprometan a cubrir el costo de la carrera, trabajando muy duro y haciendo grandes sacrificios para que sus hijos tengan la oportunidad de obtener educación superior y alcancen un título universitario.

Es importante recordar que enviar a un hijo a la universidad puede ser costoso y requiere mucho esfuerzo. Sin embargo, la educación superior es una inversión valiosa en el futuro de una persona y puede abrir muchas puertas en términos de oportunidades de carrera y crecimiento personal.

Esa ha sido la práctica, algunos padres desde que sus hijos cursan la educación básica comienzan a ahorrar para la educación universitarias de sus hijos, mientras que otros no comienzan a pensar en ahorrar para la universidad hasta que su hijo crece y comienza a tomar conciencia del costo universitario. Aquellos padres a favor de ayudar a pagar la educación de sus hijos creen que al proporcionar asistencia financiera aumentan las posibilidades del Joven de graduarse. Sin embargo, otros padres pueden creer que su responsabilidad financiera se detiene una vez que sus hijos se dirigen a la universidad.

En definitiva, creo que el tema del gran sacrificio que representa asumir los costos de pagarle una carrera universitaria, en un país que después de titularse le resulte tan difícil encontrar empleo bien remunerado debería ser planificado

Estamos ante el reto de la tecnología y sus avances, la era del emprendimiento, tal vez las expectativas ya no sean las mismas ojalá se titulen muchos y grandes profesionales de las distintas aéreas del saber, acompañados de buenos emprendedores e innovadores que vivan y sean felices sin dejar arruinados a sus progenitores para que los dueños de las universidades salgan más ricos.

Es claro que la educación superior expande conocimiento, habilidades y se aprende a expresar de forma clara los pensamientos, entender y dominar concepto. También es cierto que hay otras alternativas de estudios en algunos casos gratis o a bajo costo. Es un privilegio ayudar a los hijos, pero tampoco se deberían sentir mal por no poder hacerlo.