Hay libros que llegan a nuestras manos como si supieran que los necesitábamos. Hay páginas que se abren y nos revelan algo de nosotros mismos que no sabíamos que estaba ahí. Y hay iniciativas, como El Carretón de Libros, que llegan a las ciudades como semillas dispuestas a florecer en la memoria colectiva.
Este viernes, Puerto Plata recibió con alegría la apertura de esta biblioteca móvil y permanente, que se instala en el corazón del Parque Libertad como un símbolo poderoso: el conocimiento al alcance de todos, sin cercos ni puertas, con la brisa del Atlántico acariciando sus estantes. Esta quinta parada de El Carretón tras sus estaciones en Ciudad Colonial, Mirador Sur, Boca Chica y Moca no es solo un punto más en un mapa, es un acto de amor hacia la ciudadanía, una defensa silenciosa pero firme del derecho a leer, a imaginar, a aprender.
En tiempos en que la distracción digital y la prisa cotidiana nos alejan de la lectura, El Carretón llega como un gesto de resistencia luminosa. Y lo hace desde una certeza profunda: la lectura transforma. No embellece únicamente el lenguaje; afina la conciencia, forma criterio, despierta empatía, construye comunidad. Un niño que lee hoy es un adulto con voz propia mañana. Una ciudad que apuesta por los libros está apostando, en realidad, por la esperanza.
Durante la inauguración, escuchamos las palabras del escritor Omar Messon, hijo de esta tierra, quien nos recordó que la cultura no debe mendigar espacio: debe ocuparlo con dignidad. Y eso hace El Carretón. No se impone, pero tampoco se esconde. Su estantería abierta al público invita, provoca, abraza. Entre novelas, cuentos, poesía, ensayo, historia o literatura infantil, su colección de más de 1,500 libros es una promesa de viaje sin boleto de regreso.
El Carretón no llega a sustituir a las bibliotecas tradicionales, ni a competir con ellas. Llega a sumar, a complementar, a poner el libro en el camino de quienes tal vez no lo buscarían por sí mismos. Su horario amplio de lunes a viernes de 2 a 6 p.m., y fines de semana desde el mediodía responde a una lógica sencilla: los libros no pueden ser un lujo, ni un privilegio encerrado entre cuatro paredes.
Como gestora cultural y amante de los libros, me emociona profundamente ver iniciativas como esta abrirse paso en nuestras ciudades. Porque el fomento de la lectura no es tarea exclusiva de las escuelas ni de los ministerios: es una responsabilidad compartida. Iniciativas como El Carretón de Libros nos recuerdan que no hay futuro posible sin pensamiento crítico, sin imaginación, sin memoria escrita.
Que este carretón, que ahora se detiene en Puerto Plata, no sea una parada pasajera, sino un punto de partida. Que cada libro prestado, cada historia contada, cada lector que se suma, sea una victoria silenciosa contra el olvido. Porque donde hay lectura, hay libertad.