EDUCACIÓN, EDUCACIÓN, EDUCACIÓN

Ultima Actualización: jueves, 09 de junio de 2011. Por: Luis Henriquez Canela

La respuesta es que para tener una buena educación, debes tener un buen gobierno, que no sea corrupto, y que destine los impuestos que se recaudan a la educación.

Vuelvo a citar al periodista Andrés Oppenheimer, pero esta vez su libro ¡Basta de Historias! en el cual  lanza una  crítica mordaz hacia  los países latinoamericanos debido a su obsesión por la historia y a la poca inversión en educación que realizan. Explica en él, que la obcecación con la historia es apenas una parte de los problemas de fondo de los países latinoamericanos para ingresar de lleno en la economía del conocimiento del siglo XXI.  Expone que mientras los chinos, los indios y muchos otros pueblos que están reduciendo la pobreza a pasos agigantados viven mirando alrededor suyo, para ver que se está haciendo en el resto del mundo y copiar lo que más les conviene, en Latinoamérica lo usual es mirar hacia dentro. Los protagonistas del pasado, Martí, Bolívar,  Alfaro, Artigas, Francisco Morazán, representan eso, el pasado. Estando en Hong Kong en 2009, dice, se enteró de que la ciudad de Shanghai acababa de adoptar nuevos libros de texto escolares de historia que resaltan las figuras como J. P. Morgan y Bill Gates, instituciones como el mercado de valores de Wall Street y adelantos tecnológicos como el viaje a la luna o el tren bala de Japón. “En lugar de estar enfocados en guerras o conflictos ideológicos del pasado, los nuevos libros de texto de la China comunista enfatizan el crecimiento económico, la innovación y la globalización”.

 

En otra parte del libro cuenta que entrevistando a la presidenta de Finlandia, Tarja Halomen, la primera interpelación que le hizo fue que cómo había hecho Finlandia para pasar de ser un país agrícola que sólo exportaba madera,  a ser un exportador de alta tecnología, ella respondió; “El secreto es muy sencillo y se puede resumir en tres palabras, educación, educación y educación”. Cuál es el secreto de su sistema educativo, preguntó; entre otras cosas, el excelente nivel de capacitación de los maestros de escuela primaria. Tenemos una larga fila de expertos internacionales que están haciendo cola frente a las puertas de nuestro Ministerio de Educación para ver qué pueden aprender del sistema. Lo que les cuesta creer es que la respuesta sea tan simple como tener buenos maestros. Explicó, dice el periodista, que los maestros de su país necesitan tener una maestría de una de las universidades con carreras acreditadas en educación para poder enseñar en primer grado, y una licenciatura para ser maestros de jardín de infantes. Y los maestros gozan de un estatus social especial en ese país; reciben una buena paga, un salario no mucho menor que el de otros profesionales, y su profesión goza de gran prestigio. No es nada fácil ser admitido en la Escuela de Educación de la Universidad de Helsinki; tan solo uno de cada 10 aspirantes logra ingresar a ésta o a alguna de las otras universidades acreditadas para enseñar la carrera. Al igual que todos los demás finlandeses, estudian gratuitamente, y además reciben una beca del Estado para gastos de hospedaje y alimentación reveló.

 

Cuando el afamado periodista le preguntó que cuántos países pueden permitirse semejante lujo, respondió; muchos presidentes latinoamericanos van a Finlandia interesados por sus éxitos educativos –el presidente Lula y la presidenta Bachelet estaban  entre los más recientes—y le hicieron la misma pregunta. La respuesta es que para tener una buena educación, debes tener un buen gobierno, que no sea corrupto, y que destine los impuestos que se recaudan a la educación. Si no tienes un sistema impositivo adecuado o no tienes un gobierno honesto, es imposible pagarles bien a los maestros y tener un buen régimen educativo.

 

Voy a continuar leyendo y les sigo contando. Hasta luego.