¡VAMOS A DESVIRGAR LA HISTORIA!

Ultima Actualización: lunes, 19 de diciembre de 2011. Por: Myrna Santos

“Mañana tal vez, tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarles a los ojos y decirles que viven así, porque no nos animamos a pelear”. Mahatma Gandhi.

Tenemos mucho tiempo escudriñando en los acontecimientos que marcaron pautas importantes en las actitudes de los/as dominicanos/as, para poder generar el insumo de conocer mejor el comportamiento de la gente de ahora;  no con miras a descalificar la generación actual, para reivindicar la anterior, sino para poder tener pautas de la manera y  estilos, que pueden normar a los seres humanos en su entorno.

 

Puerto Plata ha aportado innumerables ascendientes de hombres y mujeres de fuste, templanza, con capacidad de entrega y conciencia de lucha, como también ha tenido bufones mediocres, chivatos y blandengues, que no pueden exhibir ningún tipo de lustre, cuyos aportes no pueden ni enumerarse, porque están teñidos de canalladas, cobardías y genuflexiones frente al poder, que irrita solamente mencionarles.

 

Sin embargo, si me arriesgo a enumerar  algunas cosas que considero básicas para poder interpretar a los/as clásicos/as oportunistas, que ahora quieren pasarse de listos, poniéndose el ropaje de mártires, enumerando supuestas luchas antitrujillista, lo haría para enumerar quién es quién, y hacia dónde se debe enfocar la verdadera reivindicación de la historia y de sus acontecimientos.

 

Vamos a desvirgar la historia, para que podamos conocernos mejor, a propósito del primer aniversario de haberse cometido el mayor escarnio, contra su memoria, derrumbando un monumento en homenaje a un grupo de hombres que dieron su vida por la libertad y la democracia en el año 1949, que gracias a una actitud firme, histriónica, de elevada moral, adoptada por un grupo de hombres y mujeres, encabezados por Doña Elvia Miller de Puig, Ileana Ornes, Lety Kunkhart, Samuel Rivera, Eladio, Diógenes Martínez y Juan Cueto y  Alberto Kury, fue posible rescatarlo, y exhibir de nuevo, aunque trunco, la existencia  de su erección, para que conste, a las nuevas generaciones a pesar de los/as impíos/as.

 

Conmemorar esta afrenta, solamente la hacemos, para poder exhibir lo que fue posible crear a partir de la inmolación de tantos hombres y mujeres dominicanos/as, que han hecho posible que todos y todas podamos hablar sin tapujos,  sin temores, con absoluta libertad de expresión.  Por eso, reivindicando a los/as que tanto dieron en un momento donde el terror se enseñoreaba contra la patria, quiero dejar plasmado el agradecimiento que no sólo debemos tener hacia la generación de hombres inmolados en el 1949, sino también en el 1959 y en otras epopeyas que ha vivido el pueblo dominicano.

 

Para los muertos de ayer y los vivos de hoy, nuestra valorización por su entrega.  Por eso van mis respetos Post Mortem; para el Dr. José Augusto Puig, Dr. Antonio Vásquez Paredes; Dr. Pachito Brugal, Leonardo Del Valle, Odalis Cepeda, Juancho Escaño, Abelardo Gómez, Domingo Russo,  Leonel Jiménez Gordián, José Andrés Rolan Pérez, Fernando Spignolio, Fernando Suárez, Hermanos Sarita, Hermanos Clark, Molonche Fernández, “Pimpin” Marte Marión, Don José Miguel Pimentel (Cucho) y Doña Melín Delemos de Pimentel, Maestro Rafael Arzeno Tavárez; Guito Reyes Kundhart, Hugo Kundhart, Mirko Morales, Carmen Bogaert, Argentina Ornes, Aída Arzeno, entre otros/as grandes muertos, que se me escapan pero que son tan soberanamente reivindicados por su sacrificio, enarbolando una historia de dignidad y decoro.

 

Como también a los/as excelsos vivos/as, porque merecen el reconocimiento a su entrega: Dra. Linda Pelegrín, Fernando Cueto, Rafael Octavio (Fellito) y Germán Antonio Silverio Messón, Juan Carlos Morales Capellá, Dr. Amiro Pérez Mera, Kaly Hart, Elena Abreu, Miriam Morales, César De los Santos, Juan de Jesús Bierd, Dr. Aníbal, Arq. Pablo y Dra. Queyita Santos Candelario, Dr. Titico Brugal e Ing. Andrés Brugal Muñóz, Aníbal (Taquitú), José Jacobo,  que arriesgaron sus vidas por sus ideales de ayer para convertirles en los eternos/as de hoy.

 

En el parque de La Libertad, remodelado por la actual administración del ayuntamiento municipal, se cubrió el escarnio, se erigió de nuevo lo que se quiso borrar de cuajo, y sólo seguirá prevaleciendo el honor de la sangre derramada por los héroes de la expedición y del movimiento interno de junio 1949, que mantendrá encendida la llama de la libertad del pueblo dominicano.