Mientras aumenta la indignación contra la corrupción en
buena parte de la sociedad dominicana, mientras los fuegos azotan nuestros
bosques y montañas, quienes aspiran a tener el favor de los votantes en las
venideras elecciones, hacen sus aprestos, estrategias y campañas de marketing
con tal de hacerlas realidad.
Una de esas estrategias, argucias o “sabichocerias”, entre
tantas empleadas y por emplear es sin dudas, la de visitar algunas barriadas si
es de pobladores en extrema pobreza mejor para desarrollar sus planes de Buen
Samaritano.
Una vez allí, empiezan a abrazar gente –gente no para muchos
de esos malévolos – apenas son instrumentos, cosas para hacer posible creen
ellos, su elección.
Entrarán a algunas viviendas y si es posible, ayudan a comer
lo poco que tienen sus habitantes; ñames, batatas, auyamas, salchichón del más
malo que se fabrica en cualquier “fabrica” con guineítos.
Tomarán agua de tinajas, de cubetas plásticas tapadas con
saco de henequén o un trapo cualquiera. Lo harán no importa, en un vaso roto o
cuarteado, un jarro esmaltado y descascarado, un vaso plástico “reciclado”…! No
importa!
Es un baño de pueblo. Hay que demostrar humildad y cariño
hacia los más desposeídos de la fortuna.
Como siempre, estarán acompañados de fotógrafos y
camarógrafos encargados de captar la escena en el preciso momento del abrazo,
del beso, de cargar un niño harapiento.
Hombres y mujeres que ahora andan tras el voto y aceptación
ciudadana cuando muchos de ellos, nunca se han interesado en la problemática
socio económica de sus comunidades.
Oportunistas de primera línea, al considerar que todos los
que vivimos en barrios somos ignorantes, tontos, guanajos o pendejos.
Elecciones vienen y van. Muchas de estas aves de rapiña solo
se acuerdan de transitar por nuestras calles en tiempo de campaña electoral.
Dicen, -dicen- que los tropezones hacen levantar los pies.
Como ciudadanos, no sigamos tropezando con las mismas piedras. Si no podemos
levantar mucho los pies…podemos evadir el camino.