Para los habitantes de esta América Morena, la significación de este día no tiene la misma que en Europa y específicamente en España.
Si observamos los puntos básicos de ese contrato comercial, lo único que revela es la ambición y sed de riquezas de los firmantes.
En ese documento la reina Isabel de Castilla le otorgó los títulos y derechos que creía merecer por las islas y tierras firmes que iba a ganar para España. Colón obtuvo los siguientes nombramientos y privilegios:
1. El título de Almirante hereditario de las Mares Océana.
2. Los cargos de Virrey y Gobernador de las tierras que descubra o gane.
3. La décima parte de todas las riquezas obtenidas con la empresa.
4. El derecho de dictar justicia en los pleitos que se originen en las nuevas tierras.
5. La octava parte de las ganancias de nuevas expediciones, siempre que contribuya con el mismo porcentaje de los gastos.
Este famoso contrato fue redactado y firmado por Juan de Coloma, secretario de los Reyes Católicos, y por fray Juan Pérez, valedor de Cristóbal Colón.
Como se puede apreciar, el plan era el de conquistar y saquear riquezas, no comercializar especias como se ha vendido a lo largo de la historia.
Era un proyecto de dominación y sojuzgamiento de otros pueblos, tan lejanos que en Europa nadie sabía ni tenía la menor idea de por dónde se llegaría por la vía marítima.
Era toda una aventura, bastante atrevida, por cierto.
Nadie en su sano juicio puede pretender desmeritar la hazaña que implicó este atrevimiento de Colón (Christophoro Colombo Fontanarrosa), al emprender este viaje hacia lo incógnito.
Juzgar la cruel conducta particular de Colón y los españoles, portugueses e italianos que vinieron a ejecutar la acción ya es otra cosa, otro amplio tema.
Pero si la empresa de Colón era atrevida, las pretensiones imperiales de la reina Isabel, eran de por sí temerarias.
Otorgarle a Colón el título de Almirante hereditario de las mares océanos, o sea de todos los mares del planeta, era un exceso inexplicable y/o una especie de burla.
Era un delirio de grandeza extremo, pues pretendía dominar a todos los pueblos del planeta, cuya crasa ignorancia la mataba.
Los cargos de Virrey y Gobernador de las tierras que descubra o gane, a un aventurero desconocido por ella y todas las cortes españolas, era un exceso en sus funciones de reina, que apunta a una extrema y delirante ambición personal.
Esto sacaba al contrato del ámbito oficial y lo hacía particular.
En su absolutismo, esta soberana ni siquiera había consultado a su esposo, quien tenía fama de ¨avaro¨. Estaban bastante lejos, porque estas capitulaciones se firmaron en la ciudad de Santa Fe, de la Vega de Granada, mientras el rey estaba en Castilla.
El saqueo de los pueblos estaba garantizado, porque Colón cobraría el diezmo de todas las riquezas obtenidas por la empresa.
Entonces, cuanto más saquearan mejor, esta era una patente de pillaje.
El derecho de dictar justicia en los pleitos que se originen en las nuevas tierras. Imaginemos a Colón y su familia juzgándose como juez y parte, pues la causa de todos los conflictos que hubo estuvo en la despiadada ambición e irrespeto de las normas de la familia Colón.
Por eso la horca fue la norma para todo rebelde.
Así creó dos bandos, el de los italianos y el de los españoles, que se enfrentarían a muerte durante la rebelión de Francisco Roldan.
Y tan pronto Colón firmó un acuerdo con Roldán, como administrador de justicia, los contratos y acuerdos se fueron al carajo y la reina lo destituyó despojándolo de sus títulos y privilegios, que jamás pudo recobrar, aunque le continuaran financiando otras expediciones.
La octava parte de las ganancias de nuevas expediciones, siempre que contribuya con el mismo porcentaje de los gastos.
Esto implicaba que las cosas no se detendrían allí, sino que buscarían más y más territorios para su imperio particular (de la reina), y esto explica las diversas expediciones, en las que emplearon a marineros de otras naciones -especialmente portugueses-, en las diversas aventuras que se proponían como la famosa y super accidentada realizada por Magallanes y Elcano, haciendo la primera circunvalación del planeta tierra (¿y esto no tuvo méritos, ya que solo se habla de Colón?).
Aquí se ha planteado, por lo menos durante los años que tengo de vida, el celebrar este día como Día de la Raza.
¿De cuál raza? Cuando los españoles llegaron aquí de inmediato se puso en evidencia el racismo extremo. Consideraron a los aborígenes seres tan inferiores que serían una especie de bestias, pues ni siquiera consideraban que tuvieran un alma racional.
Esto justificaría su exterminio sin cargo de conciencia. Consideraron sus ideas religiosas y sus dioses como paganos, y les aplicaron los métodos de exterminio inquisitoriales que se aplicaban en el católico reino español.
Así irrespetaron la cultura de estos pueblos, los menospreciaron, esclavizaron, sodomizaron, violaron sus mujeres e hijas de una manera insaciable, contagiándolos de todos los males que su insalubridad trajo desde Europa, para los cuales ellos no tenían defensa o inmunidad.
¿Cuál era la raza que celebraban? ¿La de los mestizos’ y despreciables mulatos? Recordemos que mulato viene dado por la “Mula” hija de caballo y burra.
¿La de aquellos que por más preparados que estuvieran nunca pudieron ocupar un cargo en la administración española, salvo un lavado de sangre como al que obligaron a Tomás Bobadilla, donde tuvo que buscar testigos que demostraran que no tenía sangre morisca, ni africana ni de ninguna otra raza, sino que tenía que ser “puro español” para ocupar un carguito de quinta categoría? Creo que estamos hablando claro.
El español puro es un mito, conocidos los mestizajes por los cuales pasó antes y durante del dominio romano. Luego lo cambiaron al Día de la Hispanidad. Nos hablan de la raza hispana, si como con ese hecho hubiera surgido dicha raza. Hispania era el nombre que daban los romanos a su posesión en la península ibérica.
De ahí incluso deriva el nombre dado en lengua castellana de España. Entonces, ¿Tenemos la mentalidad y autoestima tan baja, tan colonial, de conmemorar, un estado que solo existe en Europa? Entiendo que Trujillo en sus delirios asumía que éramos un pueblo de cultura, lengua y raza hispana.
Esa era su gran frustrante alienación racial, que reforzaba el odio a su origen haitiano, para destacar su supuesto origen español, aunque poco saben que ese apellido Trujillo también fue usurpado. Y para colmo, Trujillo era moreno, no blanco.
En sus delirios, las genealogías que financió para que blanquearan su familia y la emparentaran con la nobleza francesa, fueron unos constructos tan ridículos, que si hubiera tenido vergüenza nunca los hubiera publicado.
¿Qué fue lo que hubo el 12 de octubre de 1492? Un enorme choque de culturas. Un alegato de que habían “Descubierto” algo que ya existía, todo el mundo en Europa sabía que la India existía e iban en caravanas terrestres y negociaban en la India, productos que se hacían imprescindibles en Europa.
En el caso de América ya estaba poblada desde hacía unos 35 mil años, ya Leif Ericson había colonizado territorios en la península del Labrador en Norteamérica.
Sin embargo, las coordenadas geográficas no coincidían con las de la India y eso lo demostró tempranamente Américo Vespucio, el cartógrafo traído por el propio Colón en su segundo viaje, cuando realizó los primeros mapas de esta Continente.
Colón lo sabía, pero nunca quiso reconocerlo, porque lo que le dejaba beneficios con la reina era hacer creer que viajaba a la real India, hasta que el navegante portugués Vasco de Gama en 1498 llegó a la real India por la ruta que le había trazado el también navegante portugués Bartolomé Díaz, quien también vino a estas tierras 5 años antes que Colón en 1487 y exploró las costas de Brasil, pero cuando el papa español Alejandro VI Borgia (padre de los príncipes Lucrecia, Juan y César Borgia, este último quien sirvió de inspiración a Maquiavelo para escribir El Príncipe), se atribuyó la potestad de repartir las tierras de este continente se las otorgó todas a España, y Portugal protestó por el haber sido el primero en llegar, y en el Tratado de Tordesillas, tuvo que conformarse solo con Brasil.
¿Somos ingratos con España o España fue ingrata con nosotros?
España debió conservar esta isla pura, pues fue la que le permitió la exploración y conquista de todos los territorios del continente que le suministraron sus inmensas riquezas.
Pero no, nos abandonó a nuestra suerte, nos despobló y permitió que otras potencias ocuparan parte de nuestro territorio, nos vendió a Francia en Basilea (1795), y aunque los hispanófilos dominicanos la recuperaron en 1809, continuamos abandonados.
La traición de Santana en 1861 la trajo de nuevo, esta vez con más ferocidad y racismo contra nosotros, provocando esa guerra de tierra arrasada que nos hizo “para civilizar a estos indios y negros” como lo expresan los historiadores españoles que fueron comandantes militares en esa guerra de la Restauración de la República Dominicana de 1863 a 1865.
Si por dejarnos lengua, costumbres y religión España es nuestra madre, fue una ingrata, porque una buena madre nunca abandona ni arrasa con los hogares de sus hijos. Juzgue cada quien lo que significa el 12 de octubre.