TARJETA SOLIDARIDAD VERSUS VAGANCIA

Ultima Actualización: martes, 15 de diciembre de 2009. Por: Luis Henriquez Canela

La misma gente que recibe en los barrios las dadivas de los gobiernos convertidas en tarjetas de solidaridad, son incapaces de recoger del frente de sus propias casas un vaso plástico.

La vecina llama al programa de radio para denunciar que el camión que recoge la basura no pasa desde hace tres días. Esa misma es incapaz de tomar una escoba y barrer ella misma por lo menos la parte de la calzada y calle que le queda enfrente. Prefiere pasarse el día mirando televisión, escuchando radio, cuchucheando o jugando dominó y que la basura, su misma basura, la que ella o sus propios hijos han desparramado,  sea el ayuntamiento quien la recoja. Estamos convirtiendo a esos beneficiarios en entes inútiles, incapaces de volar con sus propias alas.

 

Los cuantiosos recursos que regala el gobierno a través de ese programa, deberían ser canjeados por servicios a la misma comunidad donde pertenecen las personas que los reciben, aunque se sabe, lo sabe usted, yo, Juan Pedro, que como esas tarjetas tienen la vocación de convertirse en votos, cargar responsabilidades sobre los hombros de sus beneficiarios, podría debilitar esa vocación.

 

Es injusto estar manteniendo vagos con fondos públicos.