Desesperados

Ultima Actualización: sábado, 13 de febrero de 2016. Por: Artículo Invitado

Desesperados es la palabra del momento.

Desesperados es la palabra del momento. Resuena en la radio,la televisión y en las conversaciones. A veces aparece en singular y otras enplural, en masculino o femenino. No importa la modalidad. Es la palabra delmomento. Con ella se remueve cielo y tierra, se llega al firmamento. La palabraaugura fracaso o éxito. Si usted no la ha escuchado ni pronunciadorecientemente, revise; define posiciones y preferencias.

Desesperado está el gobierno, dice la oposición, porque enlas encuestas bajan y bajan desde el 80 hasta el 40. Pronostican la prontaliquidación del PLD. Danilo estará eufórico, pero Leonel es todo truño. Caminanal precipicio, al infierno. El derrumbe es total, el Titánico se queda corto.Anuncios de cortesía de los partidos de oposición. Permanezca en sintonía, aúnfaltan tres meses de elucubración.

Desesperada está la oposición, dice el gobierno, porque enlas encuestas no suben nadita de nada. Ni con gabela, ni OISOE, ni plantas decarbón, ni jueces corruptos ni venta de sentencias. ¡Oh no! Están estancados enel frío sótano dicen los flamantes voceros de Palacio y el PLD.

Esta contienda electoral bien podría llamarse como unatelenovela: “Los desesperados”. Unos por ganar arrolladoramente y otros porganar simplemente. Desesperado está el pueblo dominicano, ¡ese sí! Desesperadocon tantos robos y asaltos. El miedo no es percepción, ¡oh no, señor Ministrode Interior! Los ladrones rompen hierros y asesinan. No vale seguro de carros,ni alambres de púa, ni hierros, ni guardianes, ni perros, ni alarmas. Todo lorompen, todo lo abren, todo lo violan. Hasta verjas eléctricas hay que ponerahora en busca de protección. Este país está lleno de ladrones; robar es unoficio. Matan por un celular, una cartera, y hasta por una simple discusióncallejera. Y después de cometer sus fechorías, encuentran amigos en la policía.

Desesperado está el pueblo con la congestión del tráfico. Noimporta la hora ni las calles; es congestión por doquier. Y si la calle essolitaria, aún peor, da terror. Un asalto, un robo, llegan los pasoleros. En elmejor de los casos roban; en el peor, matan. ¿Y las carreteras? Una ruletarusa: vías mal diseñadas, fallos de construcción y problemas de corrupción.Encabezamos el mundo en accidentes automovilísticos y las autoridades ni seinmutan. ¡Qué horror! ¿Y el alcohol? Más que leche se ingiere.

Desesperado está el pueblo con la cantidad de basura que norecoge ni el gobierno municipal ni el nacional. Fundas y fundas, desechos, malolor; y los ratones, cucarachas, moscas y mosquitos hacen fiestas. Ni lafumigación puede con ellos, brincan y vuelan, pican y muerden.

Desesperado está el pueblo con el dengue, el chinkungunya,el zika, y demás mosquitos transmisores de virus que llegan del África lejana.Aquí tienen su hábitat perfecto: basura, agua estancada, cañadas llenas de lamay cunetas atascadas que nunca han visto una escoba o un desagüe que funcione. Yahora una huelga de médicos.

Desesperado está el pueblo con los impuestos, que suben ysuben como si aquí sólo vivieran millonarios con yipetas. Es un jugoso 18%hasta para tomarse un cafecito. Llegó febrero y los supermercados abandonaronlos clientes. No absorberán más el inflado ITBIS, aquello fue cortesía deenero.

¡Ah! y no se entusiasmen mucho con el derroche de dinero enlas elecciones; después vendrá otro aumento de impuestos, porque todo cuesta ytodo se cobra. Por ahora habrá caravaneo y bandereo, y nadie estará dedicado aresolver los graves problemas del pueblo. Es época de alboroto, activismo,engaños, transfuguismo y confrontaciones. Estamos en elecciones.

 

Por: Rosario Espinal.