El éxtasis de la victoria

Ultima Actualización: sábado, 05 de diciembre de 2020. Por: Luis Henriquez Canela

La fama, incluso el honor, son viajeros de paso que nos abrazan de tiempo en tiempo. Es importante ser humildes en la victoria y actuar sin rencores. El resentimiento es mal consejero, hay que ser justos.

Los que han tenido la dicha de practicar algún deporte y hacerlo de manera competitiva entenderán de manera fehaciente lo escrito aquí.

 

El éxtasis de la victoria se ve reflejado en un jugador de fútbol cuando patea la pelota con fuerza y ésta interrumpe de manera agresiva dentro de la portería del contrario. El futbolista sale corriendo, huyendo de forma despavorida, ignora incluso a sus propios compañeros que también son coacreedores de ese gol. Corre a una velocidad impresionante hacia la nada; se pavonea, se hincha, no se detiene.

 

Han transcurrido 90 minutos y el juego ha terminado, finalizó 1-0. Todos los jugadores se confunden un abrazo fuerte, el manager los felicita efusivamente, la prensa los alaba, el público se embelesa y todos los integrantes de clubes en los alrededores quieren formar parte de ese equipo. Ese gol marcó el terminó de la temporada, han ganado el campeonato, todo es alegría, jubilo y satisfacción.

 

Pasadas unas semanas, ya cuando las aguas vuelven a su nivel, el director del club reúne a los jugadores y los arenga; recuerden que el triunfo es pasajero, así como hemos ganado hoy, también hemos sido víctimas de derrotas inconfesables. La victoria es transitoria, temporal, fugaz; porque nada es eterno.   

La fama, incluso el honor, son viajeros de paso que nos abrazan de tiempo en tiempo. Es importante ser humildes en la victoria y actuar sin rencores. El resentimiento es mal consejero, hay que ser justos.

 

Enérgicos pero justos, porque la moneda tiene dos caras y no sabemos cuándo nos tocará de nuevo la cruz.

 

Aplica para todo.