Visión Estereotipada de los Escritores de la Diáspora Dominicana

Ultima Actualización: jueves, 10 de junio de 2021. Por: Rafael Hernandez

Escritores dominicanos que emigraron muy jóvenes al exterior y que se han educado por allá han adquirido un bagaje cultural diferente al común de los dominicanos y su idiosincrasia ha variado por igual.

No es lo mismo vivir y educarse en este país, que hacerlo en una nación con ciertos grados de desarrollo material, y mucho más si es una rica nación imperialista.

 

Tras el terremoto del 2010 y más a raíz de aquella famosa sentencia que definía quiénes eran dominicanos y que limitaba o reglamentaba a ciertos extranjeros el derecho a obtener nuestra nacionalidad, se desató un infierno contra la República Dominicana, y un segmento importante de los escritores de la diáspora, considerándose con suficiente autoridad moral para decidir lo que debía ser República Dominicana, según la hipócrita visión del mundo que han generado hacia afuera de sus fronteras las potencias imperialistas neonazis donde residen, han hecho un coro contra su patria original, solicitando sanciones de los organismos internacionales contra nuestro país.

 

A tal punto han llegado las cosas, que incluso le han pedido al país que cambie su constitución para que le otorguemos la nacionalidad dominicana a todos los ciudadanos haitianos que crucen la frontera hacia nuestro país. Y esto, porque entonces fue que descubrieron que la población haitiana vivía en la más absoluta miseria. Pero nunca se han detenido a pensar que esa población haitiana vive como lo hace por culpa de una minoría corrupta que en Haití les ha impuesto a su propia población una exclusión tan grande que ni siquiera un documento de identidad les expide ( y a nosotros es que acusan de esa Apatridia). Tampoco se han detenido a estudiar el proceso histórico de dicha nación en su verdadero contexto, y no ven a Francia lavándose las manos como Pilatos, que fue la potencia imperial que cometió el crimen de extraer de sus tierras originales en África a estos ciudadanos para someterlos a la más brutal esclavitud, laborando en plantaciones insalubres, en un sistema que produciendo sisal, caña, café, cacao, tabaco y otros rubros, exterminó la floresta de aquel territorio y por lo tanto disminuyó a su mínima expresión las fuentes acuíferas, haciendo de Haití un territorio semidesértico.

 

Pero encima de eso, habiendo Haití realizado un bellísimo proceso revolucionario anticolonialista y proclamado su independencia, esa misma Francia tuvo el tupé de exigirle una multimillonaria indemnización a ese país, que le fue pagada sacrificando sus escasos fondos por un pusilánime presidente que quiso incluso que los dominicanos pagásemos un porcentaje de la misma cuando extendió su dominio a esta parte de la isla. Eso dejo a Haití devastado por secula seculorum y esas potencias imperialistas cubriéndose unas con las otras decidieron que República Dominicana era la culpable de la desgracia haitiana.

 

El colmo es que los académicos de esos países han retorcido la Historia y han estado enseñando en sus universidades que “nosotros pertenecíamos a Haití y que nos independizamos cogiéndole las mejores tierras a ese pueblo”, “que los ideales libertarios y antiimperialistas haitianos nos fueron ofrecidos y los rechazamos para lanzarnos en brazos del imperio español”, y una serie de basuras parecidas, de modo que concluyen que efectivamente este territorio les pertenece a ellos y sentencian que los culpables de la desgracia haitiana somos nosotros, que ahora los rechazamos por ser “negros y pobres”.

 

No solo nos acusan de ser xenófobos, racistas, sino también de nazifascistas. O sea, que se creen que somos iguales a ellos, que son efectivamente quienes exhiben esos comportamientos en los hechos. Esto ha creado prejuicios en esos dominicanos de la diáspora que estudiaron o estudian en determinadas universidades de Francia, España y Estados Unidos, llegando a dejarse influenciar tanto, que actúan en los hechos como antidominicanos. Y se ríen de nosotros, porque exhibimos un nacionalismo supuestamente atrasados, porque supuestamente “avanzamos a un mundo sin fronteras y a crear ciudadanos del mundo” dejando atrás estos modelos para ellos rancios de nacionalismos. Pero sucede que cuando los haitianos llegan a sus fronteras son devueltos, pero no hacia Haití, sino hacia República Dominicana, presionando más la crisis económica, educativa y de sanidad en nuestro país. Pero esto no lo ven esos escritores.

 

Recientemente dije a un par de ellos que Haití, Estados Unidos y España, eran más racistas que nosotros, y se me rieron en la cara con esa risa de burla y satisfacción, imaginando que hablaban con un cualquiera que se puede tragar sus burdas ideologías sin siquiera digerirlas. Pues déjenme decirles, que el racismo entre dominicanos y haitianos nunca ha existido, salvo el problema histórico de todos conocidos y la posición extrema de un segmento de los grupos históricamente dominantes, pues ellos han venido a vivir al país tanto legal como ilegalmente y se han mezclado permanentemente con la población dominicana, asisten a nuestras escuelas y universidades, se curan en nuestros hospitales y en ambos espacios no se les cobra ninguna cuota, han llenado nuestras calles de vendedores, jornaleros, pedigüeños, prostitutas y hasta los locos haitianos los vemos deambular por nuestra calles, sin que suceda nada. Han formado barrios marginales y en algunos casos instituciones internacionales les han construido proyectos habitacionales y nadie puede reportar al mundo ningún incidente fuera de lo normal con los haitianos.

 

Entonces me dice uno que él se crio en un batey y conoce los casos de rechazo a dicha población, pero se olvida que el país no es un aislado batey dentro de un cañaveral, o como me dijo el otro que en Pedernales por el asesinato de un ciudadano dominicano hecho por un haitiano el pueblo se levantó en masa y exigió con un ultimátum la salida de los haitianos de allí, pero yo sigo visitando Pedernales y sigo viendo la armonía en que viven dominicanos y haitianos, no solo allí , sino a lo largo de la imaginaria frontera. Entonces tampoco el país es Pedernales, pues un barrio de La Vega cuenta con más habitantes que toda la provincia de Pedernales.

 

No hay un país más solidario con los haitianos que República Dominicana. Esos extranjeros que, aprovechando el dolor de dicho pueblo por el terremoto, las inundaciones y el cólera formaron fundaciones dizque para gestionarles ayuda, lo que han hecho es enriquecerse inmoralmente con esos fondos recaudados y otorgados de muy buena fe por los donantes y esos fondos nunca han llegado a la población necesitada, y si algo han entregado ha sido a las corruptas autoridades que se los han embolsillado. Suelten pues al país, lean historia, vengan a vivir aquí y hagan una literatura más realista y justa. No nos sigan sentenciando sin escucharnos, sin investigar y sin conocer las dos realidades, la humana de todos los tiempos, y la histórica entre estos dos pueblos hermanos. Entre estas dos naciones.

 

Sobre el asunto tan cascareado de la fusión supuestamente propuestas de manera descarada por las potencias imperiales que quieren resolver el problema de Haití sacrificándonos a nosotros, quiero pedirles que lean la historia, la de aquí y la de allá, y se den cuenta que somos dos nacionalidades con lengua, religión, leyendas, tradiciones, hábitos y costumbres muy diferentes. Que Haití tuvo tres oportunidades de formar un estado binacional o Federación y no lo hizo, porque dentro de su mentalidad eso no cabía, sino el estúpido eslogan de la “una e indivisible”, y fue precisamente al proclamar su independencia, no nos liberó de los franceses que siguieron gobernándonos hasta 1809.

 

Luego nos ocupó por 22 años y en vez de ganarnos nos tiranizó, nos mantuvo como una minoría oprimida y solo nos vio como una fuente de acopio de riquezas como cualquier otro imperio dominador (no olvidamos que abolieron la esclavitud, que quitaron las tierras a los conventos e iglesias y las repartieron, que aplicaron los códigos franceses, los cuales fueron puntos luminosos opacados por la represión a que nos sometieron), y la tercera ocasión que también le hemos agradecido, fue cuando nos prestaron grandes ayudas materiales para librar la guerra contra España de 1863 a 1865, y tuvimos comisiones negociadoras de un lado y otro, aunque nunca se involucraron directamente en dicha guerra, pese a que tan beneficiado con la salida de las tropas españolas de la isla como nosotros y no hubo negociaciones y ni siquiera reconocieron nuestra Independencia. Así que ya es muy tarde para eso.

 

Solo el pueblo soberano puede decidir asuntos tan vitales, y jamás un convenio entre potencias, sean las que fueren nos van a obligar aceptar lo que no querríamos ni nos conviniera como pueblo. Si por tales razones nos ocuparan militarmente, recibirían las mismas respuestas de todos quienes anteriormente lo han hecho y esta vez mucho más contundente, porque estamos alertas de tales maquinaciones y heridos por los insultos y condenas gratuitos a que nos han sometido. 7.06.21