De una cultura de violencia a una cultura de paz. (2 de 3)

Ultima Actualización: jueves, 28 de febrero de 2013. Por: Juan Vidal

¨Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay si quiera uno¨ Salmos 14:3.

En nuestra entrega anterior, hablamos de todas las reformas llevadas a cabo con el propósito de lograr mayores niveles de seguridad en nuestras sociedades. En realidad se requiere mucho más que las mencionadas reformas. La única reforma que nos garantiza la buena convivencia, es la reforma del espíritu. Aquella que capacita el hombre para obedecer las normas y leyes establecidas. Esa que convierte a hombres y mujeres en mejores padres, mejores hijos, mejores estudiantes, mejores ciudadanos, etc. Pero, quién se encarga de esta tarea? En una época en donde el ¨chabacanismo¨, el ¨cualquierismo¨, etc., se impone en todos los medios de comunicación: radio, televisión, prensa, etc. La media ha sustituido el rol de los padres quienes están llamados a ser los sacerdotes en cada hogar. Estamos lanzando a las calles cientos de miles de jóvenes con una degradante inversión de valores, sin ningún respeto por autoridad alguna y convirtiendo nuestra sociedad en total caos para el cual no se vislumbra ninguna salida. Nuestros jóvenes carecen en su gran mayoría, de esa formación que empíricamente nos transmitieron nuestros padres; la cual comenzó siempre con el temor a Dios ¨que es el principio de toda sabiduría¨. Salmos 111:10.
 
A partir de cuándo comenzó todo esto? Volvemos a preguntarnos. Nueva vez les dejamos con otras dos citas bíblicas para la cual no agregamos más comentarios:
 
  • ¨Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay si quiera uno¨ Salmos 14:3.
 
  • ¨ Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 
 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 
 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 
 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;  quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:28-32

Dios les bendiga!