Seguridad ciudadana un problema que aumenta en el país

Ultima Actualización: jueves, 22 de septiembre de 2016. Por: Ariel Heredia Ricardo

La Seguridad Ciudadana en momentos electorales adquiere mayor relevancia porque apela directamente a las necesidades y valores más básicos del ser humano.

La Seguridad Ciudadana en momentos electorales adquiere mayor relevancia porque apela directamente a las necesidades y valores más básicos del ser humano en cuanto a previsibilidad, protección y libertad. Es por esa razón que más de alguno puede caer en la tentación de manipularlo.

Por eso es tan importante destacar que la distorsión y confusión en el diagnóstico y el uso de herramientas erróneas, genera expectativas no cumplidas, frustración y finalmente menor confianza en las instituciones responsables de la prevención y persecución criminal.

Lo anterior conduce a que aumente la cifra de ciudadanos víctimas de delito que no denuncian los hechos criminales de que son objeto, es decir, que se eleve la cifra oculta de delitos.

A propósito del alza de las denuncias por delitos de alta connotación social, se ha reabierto el debate acerca de la debilidad de la institucionalidad dominicana en orden a procesar, castigar y encarcelar a los delincuentes.

Lamentablemente, parece que se nos vuelve a olvidar que fracasaremos, si no atacamos las causas sociales de la delincuencia, quedándonos solo en su penalización. Por ello es bueno recordar que la experiencia latinoamericana y norteamericana de las dos últimas décadas parece sugerir que debemos ser duros con los delincuentes y más duros, aún, con las causas sociales de la delincuencia.

Nuestro país ha avanzado en el conocimiento e información para abordar la seguridad ciudadana, y producto de ello se generó una Política Nacional de Seguridad Ciudadana (2008) y un Plan denominado “Barrio Seguro” (2010). Ambos son la continuidad de la comprensión criminológica generada en el país y la recolección de datos, que 20 años atrás no existían.

Dichas políticas y planes indicaban que el país necesitaba reforzar la prevención social y situacional del delito, aumentar la protección de las víctimas, concentrar el control y la persecución del crimen y lograr una mayor reinserción de los condenados.

La coherencia en estas políticas es fundamental, y si se opta por centrar el control del delito, salta a la vista que en el funcionamiento institucional el Ministerio Público que es responsable de la persecución criminal, necesita un reforzamiento urgente por la carga de trabajo y la necesaria especialización en sus unidades investigativas.

Es por eso por lo que carece de lógica que el Gobierno priorice el trabajo en proyectos destinados al orden público o en asuntos que podrían ser resueltos por mejoras de gestión, “Fortalecer el

Ministerio Público” con un cuerpo especializado de investigadores duchos, para que puedan brindar un mejor servicio a la ciudadanía.

En efecto, trabajar en el postpenitenciario en forma preferente no significa identificar a los condenados que egresan para vigilarlos sino para apoyarlos en su incorporación progresiva y gradual a la sociedad, esa es la forma de mirar a la delincuencia en forma integral e integrada.

De este modo, lo que está en juego en dominicana hoy, en temas de seguridad ciudadana es reforzar y dirigir las acciones en materia de reinserción postpenitenciaria, de prevención social y situacional, concentrando la protección a las poblaciones más vulnerables, y así lograr menores indicadores de reincidencia.

La seguridad ciudadana, es un problema multidimensional que requiere articular a todos los actores, pero sobre todo se necesita de liderazgo con una agenda clara y definida de lo que se desea realizar, sobre la base de un diagnóstico y sobre todo separando el show mediático de las políticas serias y decisiones estructurales que se deben tomar hoy.

La delincuencia solo se puede combatir con una firme decisión social que ataque tanto sus efectos como sus causas. En caso contrario, todas nuestras medidas serán, a corto plazo, tan ineficaces como injustas, pues muchas veces terminaremos sancionando al joven al cual no le dimos ninguna oportunidad de acceder a una vida digna.