Aunque para muchos las navidades son motivos de diversión, parranda, dispendio o bebentinas, para otros es tiempo de añoranzas, reflexión y disposición para renovarse, hacer propósito de una vida diferente y superior.
Las celebraciones de navidad son siempre una carga de tradición, y también el mejor tiempo para hacer un alto en el camino y pensar en el derrotero que lleva la sociedad en que vivimos, analizar a nuestro interno, qué hicimos para contribuir a superar los malos momentos que nos afectaron durante el año que ya llega a su fin, y sobre todo disponernos a hacer firmes propósitos para la nueva temporada que se avecina.
Para estas navidades, no solo vamos a conmemorar la vida, esa que nos legó el padre del que para esta época registró su nacimiento dentro de los anales del género humano, el hijo del divino creador, ese que vino comprometido con nosotros, con la justicia y con los humildes, es por eso que al afrontar este tiempo henos de asignar un momento para revisar nuestro transito terrenal y observar que de justo y correcto hicimos y qué hemos de corregir en los días venideros.
Nos acercamos a entregar un año que nos dejará marcados a todos, a unos tocados por la espada del llanto, el dolor y la tragedia que azota nuestra sociedad, sea por la descomposición social que nos lleva a presenciar homicidios y feminicidios a granel, delincuencia e inseguridad al más alto grado, y sobre todo; prostitución y corrupción de nuestras instituciones y autoridades en la forma más bochornosa.
Frente a todo eso, nos toca fijar nuestra posición y definir este año nuevo, de cual lado estamos, si del lado de los escépticos que toleran y conviven con esos males, o del de aquellos que asumen el compromiso cristiano de enfrentar el mal y las injusticias en todas sus expresiones…
Hasta pronto… muydecerca10@hotmail.com