Lo que creo y lo que espero

Ultima Actualización: viernes, 26 de diciembre de 2014. Por: Maria Gónzalez

Después de sufrir la decepción del tamaño del regalo que el niño Jesús había dejado, no quedaba otra cosa que aceptarlo y jugar con ella por poco tiempo.

Desde que tengo uso de razón, he disfrutado estas fechas, mis recuerdos de infancia traen siempre a mi memoria aquellos años, en los que mi familia estaba completa.
 
Mamá, Papá y mis Once hermanos, aquello era para volverse loco…Ropa nueva, las velitas, hierba y vaso de Agua al niño Jesús ,para que por favor se detuviera con regalo grande, como Bicicletas, casitas de muñeca, patinetas, o cualquier juguete que me pusiera a competir con las niñas de mi edad…Pero que va ¡! Siempre la misma muñequita pequeña, sin cabellos y un biberoncito al lado…Con la promesa de que para el año siguiente podría mejorar.
 
Después de sufrir la decepción del tamaño del regalo que el niño Jesús había dejado, no quedaba otra cosa que aceptarlo y jugar con ella por poco tiempo, y conformarme con presumir que cuando fuera mayor, me comprarían juguetes más grandes.
 
Y con ese Deseo de obtener Juguetes Grandes, pasaron los años y no por eso dejaron de ser menos alegres y concurridos los días de las celebraciones  navideñas. Mi familia disfrutaba la comilona  y los invitados comenzaban a llegar desde el 23,  víspera de noche buena. 
 
Y cada Noche, compartía con mis hermanos adultos, siempre pensando en el mañana, en mi memoria, tengo el grato recuerdo de mi hermano mayor, Guillermo González (Desaparecido en los Doce años del Gobierno de Joaquín Balaguer.)El siempre hablaba de la patria, su sueño de libertad, de la izquierda de entonces, creyendo que la Revolución  nos liberaría del Yugo opresor, del capitalismo explotador y  de los “Yanquis que intervinieron la Nación.”
 
Como Niña  que amaba a su hermano Mayor, le escuchaba hablar con vehemencia, con soltura, con ilusión, con ingenuidad, por eso  le creí siempre a Guillermo, solo que sigo esperando el país que el soñó.